FENG SHUI – Renueva tus ganas de vivir y dale espacio a lo nuevo
¿Sientes que hay cosas en tu vida que ya no te sirven? ¿Algunos aspectos se convirtieron en un peso o una dificultad para ir hacia adelante? Este es el momento del año perfecto para abrirnos a las nuevas oportunidades y dejar atrás aquello que nos hace mal.
La mejor manera de atraer nuevas y mejores oportunidades a nuestras vidas es haciéndoles espacio. Esto quiere decir, concretamente, deshacernos de todas esas cosas que se volvieron obstáculos en el camino hacia nuestra felicidad y dejarlos ir, para que lo nuevo pueda acomodarse y formar parte de nuestra conducta y nuestros hábitos.
Cuando pretendemos hacer cambios muy grandes o radicales, lo más probable es que todo ese esfuerzo se desvanezca con el pasar de los días. A menos, claro, que tengamos el ferviente deseo y el empuje necesarios para lograrlo. Sin embargo, hay pequeños cambios de actitudes que pueden contribuir significativamente a mejorar nuestras vidas sin que dejemos toda nuestra energía en el camino. ¿Cómo logramos hacer espacio? El Feng Shui nos invita a deshacernos de todo lo que obstaculice la libre circulación de la energía en nuestros hogares. La búsqueda de la armonía es la clave, por lo que muebles viejos, eternas cajas de papeles acumulados, adornos desordenados y habitaciones sin ventilar serán los primeros lugares donde debemos mirar. Pero las transformaciones en nuestro ambiente son sólo el primer paso. Este mismo concepto que nos propone el Feng Shui también se puede aplicar a la ropa que ya no usamos, los amigos con los que perdimos afinidad y que ya casi no vemos, los preconceptos que heredamos de nuestras familias y que siempre creímos correctos (aunque nos limitaran), los amores que muchas veces nos lastimaron más que lo que nos hicieron felices… Es tiempo de remover todos los estorbos que juntamos en nuestra mente y nuestro corazón, como si se tratase de ese inútil arsenal de viejos souvenirs de fiestas que ya ni recordamos.
Tiempo de nuevos aires
Una ley esencial del universo es que en la naturaleza no existe el vacío: cuando liberemos el lugar que ocupaba lo viejo, rápidamente se llenará de todo lo nuevo que la vida tiene para ofrecernos. Es nuestra oportunidad de virar hacia una rutina mejor y más feliz. Cuando nos desprendemos de hábitos que ya no nos sirven, de objetos viejos, de creencias antiquísimas o ideas preconcebidas de tinte negativo, estamos haciendo espacio. Esa es nuestra meta.
A medida que vamos reorganizando nuestro entorno y nuestro interior, al limpiar, vaciar u ordenar lo que somos y lo que queremos ser, emitimos una vibración que busca la transformación profunda. Ese cambio, que será primero interno, pero que pronto se reflejará en todo lo que nos rodea, nos abrirá el camino para que una energía nueva y positiva llegue a nuestra puerta.
¡Manos a la obra!
Para poder organizamos, es preciso que sepamos por dónde arrancar. Lo más simple, seguramente, va a ser que nos pongamos a desechar todos esos objetos y papeles que sobran en nuestra casa o nuestra oficina. ¡El nuevo año es la ocasión perfecta para hacerlo! Poder sentirnos a gusto con el espacio que habitamos es fundamental para iniciar este cambio. Sen- tate en un rincón de la habitación que quieras modificar, observé atentamente cada objeto y pensá si realmente te gusta tenerlo. Si no es así, estás en el momento justo para sacarlo del medio. ¡Es realmente muy fácil!
«Una ley esencial del universo es que en la naturaleza no existe el vacío: cuando liberemos el lugar que ocupaba lo viejo, rápidamente se llenará de todo lo nuevo que la vida tiene para ofrecernos».
Podría serte útil armar una lista de «cosas que ya no me sirven», para evitar esos arrepentimientos de último momento que tienen que ver con nuestro instinto de aferramos a lo viejo, a lo conocido. No te refugies más en pensamientos como «ese cuadro no me gusta, pero como me lo regaló mi cuñado…». Si algo figura en la lista, debe ser removido de tu vida, tenés que dejarlo ir para darle espacio a algo mejor. No te olvides de incluir todas esas amistades que ya no van con vos, los rencores que sólo te lastiman y las viejas ideas heredadas. Antes que nada, repasá en tu agenda y fíjate quiénes son esas personas a las que ya ni llamás, y realmente consideré la idea de borrar sus números. Decidite a dejar de reunirte con algunas personas por compromiso o por costumbre. También reflexioné sobre aquellas relaciones que te hacen mal: ¿por qué las mantenés? A veces, sin cortar la relación, un cambio en el modo de vincularte puede ser suficiente.
Reciclá tu energía
Por supuesto, las cosas materiales que quieras dejar ir no tienen por qué ir a parar a la basura. Donar es darle un excelente cierre a este ciclo de desprendimiento. Seguramente alguien necesite la ropa, los libros o las películas que ya no querés. Posiblemente alguien valore a ese amigo que ya no es parte de tu vida. No te pongas a pensar en qué va a pasar con todo eso que dejás atrás: el cambio también implica mirar hacia adelante. Cuando nos aferramos a esas cosas que sabemos que no queremos, se ponen en juego nuestros miedos: a no poder reponer lo que dejamos atrás, a liberarnos de esas creencias con las que crecimos, a la carencia de afecto, al vacío. Si querés renovar tu vida y ser más feliz, es tiempo de dejar atrás, también, los miedos. Por eso, este cambio se debe dar paso a paso, de a poquito, pero con voluntad, paciencia y, sobre todo, ganas de vivir mejor.
Escrito por Esperanza Ardal, lic. en Psicología y Tarotista en Tarot Ave Fénix